Es portátil: una guitarra no es como un teléfono móvil, pero tampoco es un piano de cola, así que puedes llevarla a cualquier sitio y tocar. Es más, para nosotros es uno de los principales motivos para aprender, de siempre es sabido que una velada para el recuerdo no lo es sin el sonido de una guitarra.

Es perfecta sonando sola o acompañada: que tú toques la guitarra no quiere decir que tus amigos no puedan hacerlo también, de hecho, ¡mejor en compañía!

Es una vía perfecta para mostrar tu creatividad: quizás seas un gran pintor o un fotógrafo súper creativo, pero si no es así, si crees que tienes mucho que ofrecer a nivel artístico y no sabes cómo hacerlo, la guitarra es tu clara aliada.

Empezar no es tan difícil: aunque lo parezca, tocar alguna canción sencilla con una guitarra no es tan complicado como puede parecer. Es más, aprender a tocar la guitarra puede resultar muy gratificante por eso mismo, en seguida podrás ver los resultados.

Aprender activa el cerebro: con los instrumentos musicales nunca se deja de aprender, lo cual mantiene ágil el cerebro. Además, la música ayuda a generar dopamina –ese neurotransmisor que nos hace sentir felicidad- así que ahí lo tienes: dos por uno.

La música desestresa: escuchar música ayuda a relajar y desconectar del día a día, pero si esa música además es tocada por uno mismo, mucho más. La concentración y el sonido que se genera hace que cualquier pensamiento estresante desaparezca.

Tocar la guitarra es sexy: eso es así. Tocar un instrumento da confianza y esa es la clave para ser más atractivo a los demás. ¿Necesitas más razones?